lunes, 27 de febrero de 2012

SÍ AL REFERENDUM POR LA ASAMBLEA NACIONAL CONSTITUYENTE.
Registrando mis papeles viejos encontre este articulo que escribí el año 1.999. Muchos de sus planteamientos estan plenamente vigentes sobre todo nuestra idea del proceso constituyente: ANTES , EN Y DESPUES DEL ACTO ASAMBLEARIO.

            Este domingo 25 de Abril de 1999, por primera vez en la historia, los venezolanos vamos a decidir soberanamente  el presente y el futuro de la vida nacional. Es un momento histórico sin precedentes que definirá los aspectos centrales de la evolución política del país, por lo menos, para las próximas cinco décadas. Es un paso decisivo para materializar el sueño de la inmensa mayoría de los venezolanos de construir una auténtica democracia.

            Hemos llegado a este momento estelar, no por la gracia del poder constituido y mucho menos por las virtudes de la democracia representativa y la letra muerta de la constitución de 1961, por la que tanto se rasgan las vestiduras los profesionales de la astucia: (AD, COPEI, CORTE SUPREMA, CONGRESO, CTV, etc.).  Estamos en esta coyuntura  como resultado de la larga lucha del pueblo venezolano que a pesar de las derrotas nunca ha  dejado  de combatir contra la opresión y la injusticia. 

Desde el heroico esfuerzo de lo mejor de la juventud venezolana en la década del sesenta, pasando por las insurrecciones cívico militares, del Porteñazo y el Carupanazo, en contra del Betancurismo criminal, por los desaparecidos y torturados o sometidos a largos años de prisión, sin ni siquiera formularles cargos, por las miles y miles de manifestaciones estudiantiles cruelmente reprimidas, con saldo de centenares de muertos, de huelgas traicionadas por sus  mafias sindicaleras, por los asesinatos  de Cantaura, de los Pescadores  del Amparo, de  los asesinatos masivos en las cárceles, hasta llegar  al alevoso crimen contra el pueblo indefenso el 27 de Febrero de 1989, el pueblo ha caído y se ha levantado siempre contra sus opresores.

 Después del momento estelar de la insurrección cívico militar, que dio al traste con la dictadura perejimenista, el movimiento popular y revolucionario no ha dejado de luchar. Por cerca de tres décadas, justo es reconocerlo,  no supimos descifrar la ecuación de las transformaciones históricas. Sin embargo, aún en medio de las derrotas, se mantuvo el espíritu de lucha que caracteriza  nuestra condición nacional. Ese espíritu  penetró en los cuarteles, vestido de Bolivarianismo revolucionario  y se apoderó del corazón rebelde de la Juventud Militar, para hacerla volver los fusiles contra quienes nos han conducido al desastre nacional.  Sólo después de  caer y levantarse de nuevo, de desplegar  su combatividad y mantener en alto la dignidad, pudo este movimiento  sembrarse en el corazón del pueblo. Gracias a esa fusión de pueblo y vanguardia se ha abierto la posibilidad de enterrar políticamente al puntofijismo.

Hoy volvemos contra  quienes se beneficiaron del poder, quienes produjeron por acción u omisión, la espantosa crisis que padece nuestro pueblo, no los fusiles, sino sus propias armas: El pueblo les ha venido propinando derrotas tras derrotas, en su propio terreno. Pensaron que separando las elecciones impedirían el triunfo de la dignidad nacional y fracasaron. Creyeron que podían apropiarse de la convocatoria al Referéndum y fracasaron de nuevo. Siguen creyendo que el pueblo les permitirá sabotear la Asamblea Nacional Constituyente y fracasarán de nuevo. Este pueblo ha dicho basta y se ha  echado a andar. Nada ni nadie podrá detenernos.

Para nosotros, el CENTRO PROMOTOR DE LA PARTICIPACION, organización autónoma y soberana independiente de cualquier organización político/partidista, la clave de este proceso de recuperación del movimiento popular ha estado y está en la PARTICIPACION. Cuando fueron las vanguardias solas al combate fuimos derrotados. Cuando peleó el pueblo sólo, espontáneamente sin dirección y SIN proyecto fuimos también derrotados. Cuando comenzamos a descifrar la necesaria unidad del proceso hemos comenzado a triunfar. Para consolidar ese triunfo, profundizarlo y desarrollarlo construyendo la democracia participativa Y PROTAGÓNICA el esfuerzo debemos centrarlo en el desarrollo de la organización autónoma y soberana del pueblo, de los ciudadanos y ciudadanas. El reto que presenta la actual situación es el de crear las bases para que surjan las organizaciones sociales, económicas y políticas del siglo XXI.

Sostenemos que no se trata de un simple cambio de unos hombres y unas mujeres por otros y otras. Es una profunda revolución democrática lo que esta planteado en nuestro país. Se trata de  cambiar de raíz una cultura y un sistema político, económico y social. Es necesario “vocearlo y repetirlo una y mil veces sólo la lucha diaria, constante, sistemática y organizada puede conducirnos a la victoria”. En consecuencia, mantenemos el planteamiento de que es necesario impulsar a fondo  la participación popular y ciudadana, para superar la desmovilización política que heredamos del puntofijismo y de las derrotas. Hay que superar la despolitización, la desmovilización, la ausencia de organizaciones  y liderazgo auténticamente  democráticos y la insuficiencia de interpretación de nuestra realidad nacional y de planes y programas de lucha y de trabajo.

Hemos planteado que  esta revolución democrática que se expresa en la Asamblea Nacional Constituyente tiene dos momentos: El proceso Popular Constituyente y  la Asamblea misma. El proceso se desarrolla antes, en y después del  propio acto Asambleario y constituye, con el protagonismo popular y ciudadano, la verdadera garantía de que ella se desarrolle como la genuina expresión del PODER CONSTITUYENTE como poder ORIGINARIO, PLENIPOTENCIARIO Y EXTRAORDINARIO,  para elaborar una nueva Constitución, transformar a fondo el ESTADO Venezolano y Refundar la República. Diga lo que diga la corte de la corrupción y “la cueva de Ali Babá y los Cuarenta Ladrones”, (congreso), son estas las características que tiene la Asamblea Nacional Constituyente y la que tanto por razones  de doctrina constitucional, como de razón histórica asiste al pueblo de Venezuela.

Desde esta perspectiva asumimos el PROCESO POPULAR CONSTITUYENTE, como el conjunto de acciones reivindicativas y políticas que nos permiten como pueblo apropiarnos de las condiciones de nuestra existencia y autodeterminación. Es necesario desarrollar en todas nuestras comunidades el protagonismo popular y ciudadano como un esfuerzo sistemático de aprendizaje y de cambio individual, comunitario, colectivo y nacional. Debemos convertir a la soberanía en un hecho cotidiano y a la representatividad en una circunstancia extraordinaria. De muy poco valdría una repetición de la cultura elitesca, clientelar y cupular mediante la cual los ciudadanos, el pueblo somos convocados a procesos electorales, donde votamos pero no elegimos y donde la interpretación de nuestra realidad y la toma de decisiones, para operar en ella, parte de la exclusión de la mayoría y la imposición grosera y antidemocrática de la minoría mediante criterios clientelares.

La nueva organización que buscamos y el nuevo liderazgo, o surge de la participación auténticamente democrática, o no tendrá este carácter.  La práctica de los nuevos principios y los nuevos valores que hemos enarbolado frente al poder constituido no  puede dejarse para después. O se practican desde el principio, o se niegan a lo largo de todo el proceso. Para nosotros, estas definiciones parten de una nueva concepción del poder social y político, entendido asumido y practicado, como una convivencia que supone identificación afectiva, simbólica y no sólo acciones instrumentales. Ello sólo es posible en un proceso de participación democrático caracterizado por la horizontalidad  de las relaciones y el mutuo respeto,  donde nos reconocemos en un nosotros que trasciende nuestras individualidades, sin anularlas. Somos precisamente ese nosotros autónomos, soberanos como poder constituyente originario, el creador de una realidad sinergética capaz de aglutinar lo mejor de nuestro ser nacional.

Este principio fundamental se expresa en la condición de la Democracia Participativa y PROTAGONICA que hemos sustentado. Ella debe quedar recogida en la definición constitucional del carácter político del estado Venezolano y su actual connotación representativa sólo como una definición complementaria de la primera.  La expresión individual de la representación colectiva, no puede reproducirse como algo  que se desliga de los colectivos nacionales, adquiere vida propia y contraria a su fuente generadora, (los ciudadanos, el pueblo), convirtiéndose en poder para servirse individual y grupalmente, alimentando intereses mezquinos y egoístas. Abogamos, tanto  para el  Proceso Constituyente como para asamblea y la  letra del nuevo texto constitucional, por una auténtica representación democrática como expresión de la participación y organización colectiva. Esta representación debe estar precedida del ejercicio de la democracia directa y de la valoración colectiva y el reconocimiento del mérito, la capacidad de servicio, el patriotismo, la responsabilidad y la honestidad.
En lo concerniente a la organización del poder público nacional  mantenemos la necesidad de una verdadera redefinición del Sistema Federal de nuestro sistema  llenándolo de democracia directa, mediante su municipalización como centro para el protagonismo popular y  de autogobierno ciudadano. 

De nada valdría la elección directa de las autoridades locales, si ellas son para reproducir la cultura cupular y excluyente  heredada. La participación  que implica una nueva concepción de ciudadanía, debe ser el rasgo esencial de la nueva Constitución Nacional. Para ello se requiere la definición de mecanismos concretos a todos los niveles de la institucionalidad del Poder Público Nacional. Parte de esos mecanismos están asociados con la uninominalidad, para todos o la inmensa mayoría de los cargos de representación política, así como la obligatoriedad de la rendición de cuenta de los representantes a los representados y  el reconocimiento de que en los ciudadanos, permanece la capacidad soberana y el máximo poder de decisión democrático.

Es por ello imprescindible la aprobación de los diferentes tipos de Referéndum: Aprobatorios de Leyes, de Tratados Internacionales; Abrogatorios de Leyes y Decretos,  Revocatorio del mandato de los funcionarios del Estado, Consultivo sobre materias de alto interés nacional;  Constituyente. Incluirlos con rango constitucional  contribuirá a democratizar la relación representante representado. De esta manera contaríamos con un instrumento de rango constitucional, que podría servirnos para impedir el enquistamiento de camarillas  que sólo representan interese cupulares, en contra del bien común y el interés colectivo, tal y como han quedado demostrado con las Asambleas Legislativas, que han reunido a lo largo de su existencia, todos los atributos para merecer la muerte política. Desde esta perspectiva debe reflexionarse la posibilidad de que una redefinición de la organización político territorial del país, mediante el rediseño de las actuales entidades federales, lo cual permitiría sustituir las actuales gobernaciones y municipios, en el mediano plazo, por una expresión del  ejecutivo regional que podría integrar varias entidades federales de las que hoy existen.
Es crucial para el saneamiento de la vida pública y la  construcción de la democracia participativa  el rediseño del Poder Judicial. Un principio central al respecto lo constituye la definición de la Independencia y autonomía de los Jueces y el establecimiento de una verdadera carrera judicial basada en el mérito.  En determinados niveles de su elección y evaluación de su desempeño es vital la participación de los ciudadanos.  Es imprescindible que la Asamblea Nacional Constituyente  la redefinición de la Corte Suprema de Justicia y  la Creación de una Alta Comisión de Justicia. Especial importancia tiene para la construcción de la Democracia Participativa y Protagónica el establecimiento, con rango constitucional, del carácter democrático de los Partidos Políticos y el establecimiento de mecanismos para la operacionalización de este carácter.

El aspecto central, a nuestro juicio, tanto del  Proceso Constituyente como del desarrollo de la propia Asamblea, radica en la necesidad de la más amplia participación  del pueblo, de los ciudadanos y ciudadanas  mediante   representantes/voceros (as) que sean expresión genuina de sus intereses. A promoverla y desarrollarla dedicamos nuestros esfuerzos desde la Parroquia Universitaria de la Universidad Central de Venezuela.

El Referéndum del  domingo 25 de abril marcará el rumbo de la transformación democrática del país. La nueva batalla será la postulación y la elección de los Constituyentes y el desarrollo de la Asamblea. El poder Constituido no se rendirá nunca, permanecerá  siempre al acecho. Hoy más que nunca es la hora de los Poderes Creadores del Pueblo.

SOC. Gilfredo Escobar Muñoz
Centro Promotor de la Participación
Parroquia Universitaria. UCV. Caracas. 1999

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