lunes, 21 de febrero de 2011

PUENTE LLAGUNO. MASACRE Y GOLPE DE ESTADO

PUENTE LLAGUNO. MASACRE Y GOLPE DE ESTADO

(TESTIMONIO DE GILFREDO ESCOBAR  SOBRE  LOS SUCESOS DEL 11 DE ABRIL DE 2.002)

El próximo 11 de Abril del año en curso se cumplirán ocho años del Golpe Fascista  imperialista contra el Pueblo Venezolano y el Sistema Democrático. El mes de marzo de 2.002 ya teníamos la convicción de que la derecha fascista, que no se conformaba con haber perdido sus privilegios, estaba montando un golpe de estado para acabar con el Presidente Chávez y la Revolución Bolivariana, mediante la generación de un clima de agitación y desestabilización política y una masacre planificada con asesoria del Departamento de Estado Norteamericano.

Los cambios efectuados por el Comandante Presidente Hugo Rafael Chávez Frías, en ejercicio de sus competencias constitucionales, y un conjunto de leyes revolucionarias aprobadas por el Ejecutivo Nacional, serian los elementos de agitación que  utilizó la derecha política, conformada por los residuos cadavéricos de AD y COPEY, la corrupta y gansteril Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), la autodenominada Sociedad Civil (capa alta y media de la pequeña Burguesía, mal llamada clase media), en contubernio con la EMBAJADA NORTEAMERICANA, la Alta Jerarquía de las Iglesias, especialmente de la iglesia católica, los empresarios propietarios de los medios de comunicación (radio, prensa y televisión) para terminar con la esperanza de redención del pueblo venezolano.

Los meses anteriores fueron de intensa movilización de las cúpulas oposicionistas cohesionando su frente social y político. La articulación de las fuerzas militares internas y externas era la procesión que iba por dentro. Tristemente celebre, por sus pérfidas intensiones antidemocráticas, fue aquella Asamblea de Fedecamaras donde el socarrón jesuita, rector eterno de la Universidad Católica Andrés Bello, una de las mas derechistas y reaccionarias universidades privadas de Venezuela, levantaba la mano por un lado a Pedro Carmona  Estanga, presidente de Fedecamaras y a Carlos Ortega presidente de la CTV; al lado de los representantes mas conspicuos del empresariado y de los dueños de los medios de comunicación. Finalmente se había cohesionado en lo político el Bloque de Clases de la Antihistoria. Convocaron entonces a la Huelga General y fracasaron estrepitosamente. Por ello arreciaron la ofensiva de la meritocracia petrolera y la campaña mediática,  que de manera implacable y en permanente cadena nacional se declaro en estado de desobediencia y en activa y descarada acción conspirativa contra la democracia venezolana, contra la gestión de un gobierno electo de manera democrática con abrumadora mayoría, ratificado por un Proceso Constituyente.

 Un “broche de oro” para las pretensiones fascistas imperialistas lo fue la comunicación telefónica, entre el prófugo de la justicia Carlos Andrés. Pérez, desde Costa Rica, con el capo mayor del sindicalerismo adeco, Carlos Ortega, instruyéndolo a que no se apartara del contacto con Pedro Carmona para los acontecimientos por venir.
El día 11 de Abril las fuerzas fascistas convocaron a una marcha desde Altamira hasta la sede de PDVSA en Chuao, al este de Caracas, donde se realizaría una concentración. La agitación permanente de la pequeña Burguesía del este de la capital, había logrado sus propósitos contrarrevolucionarios y desestabilizadores: Aglutinar una fuerza social profundamente disociada, enferma psicológicamente y llena de odio de clase contra el pueblo, que mayoritariamente había electo y ratificado a uno de sus hijos, como Presidente Constitucional de todos los venezolanos y las venezolanas. Con pancartas y declaraciones en ingles se desplazó un fuerte contingente, desviando la marcha de Chuao con la pretensión de tomar por asalto el Palacio de Miraflores y ajusticiar al Presidente Chávez. A la cabeza iban el ex presidente de Petróleos de Venezuela, militares activos, Carlos Ortega y entre otros el Gobernador del Estado Miranda y los alcaldes de Chacao y de Baruta con sus respectivas Policías. En medio y al frente  de aquella marcha, que era conducida sin que ella lo supiera a una masacre planificada, para  responsabilizar al camarada Presidente y así justificar el Golpe de Estado, marchaba también el Alto Mando de la Policía Metropolitana y un grueso contingente de esta fuerza que abría paso a la marcha fascista hacia el centro de la ciudad capital, con mas de trescientos motorizado portando armas de guerra y dos vehículos blindados “la Ballena” y “el Rinoceronte”.

Pude constatar el odio Fascista de la pequeña burguesía, del este de Caracas, que “cansada” por la caminata desde Chuao, opto por buscar la conexión del Metro de Caracas, desde Chacaito hasta el centro de la ciudad. Muchos de ellos estaban perdidos y no sabían ni siquiera en que estación debían quedarse para arribar a Miraflores. En su trayecto vociferaban consignas de que “iban a matar a Chávez y a acabar con la Revolución Bolivriana”. Cual Camisas Negras hitlerianas sembraban terror a su paso agrediendo a la humilde gente del pueblo, que también se desplazaba hacia Miraflores a defender a su Comandante y a colocar su pecho, como escudo para defender su esperanza de redención: La Revolución Bolivariana.

Pocos dirigentes del Movimiento Quinta República se habían acercado a las afueras de Miraflores. Recuerdo haber visto  solo al Alcalde Barreto y a  Darío Vivas, llamando al pueblo por una emisora de radio. Los Colectivos Revolucionarios del 23 de Enero, de Petare, de Caricuao y de El Valle, tenían meses haciendo guardia en las puertas del Palacio de Miraflores alertando contra el Golpe Fascista. Se convoca entonces al pueblo a acudir masivamente a Miraflores en defensa de la Revolución. Un llamado de muy poca fuerza e improvisado, en ese preciso momento de angustia, en que se conoció la noticia que la marcha oposicionista había sido desviada hacia Miraflores.

Un contingente de pueblo nos concentramos desde la Iglesia de Paguita en la Avenida  Sucre hasta la esquina este del Banco Central, en la Avenida Urdaneta, dispuestos  a defender a nuestra Revolución y al querido Comandante de la dignidad Nacional. No llevábamos mas armas que el pequeño libro azul de nuestros sueños, hecho Proyecto Nacional por el poder Constituyente Originario, el pueblo; nuestra conciencia patriótica,  nuestras franelas de color rojo revolucionario y nuestros pechos de hombres y mujeres resteados con la Revolución Bolivariana y nuestro Comandante. Confiábamos al igual que él en la Fuerza Armada Patriota, en el pueblo digno de soldados y oficiales  que no tolerarían un atentado contra el camarada Presidente, contra el pueblo y contra la democracia. Con gran angustia nos agolpábamos sobre las barandas de Puente Llaguno, esperando ver la llegada de la marcha fascista. Algunos de los más osados bajaron a la avenida Baralt y otros tantos se dirigieron hacia las Escalinatas del Calvario (como doscientos)  buscando afanosamente algunas piedras dispuestos a enfrentarlos. Sin embargo, no había por ninguna parte estos objetos, ni palos, ni nada metálico con que defendernos. NUNCA DICHA MARCHA SE HIZO VISIBLE EN EL ESPACIO LARGO QUE VA DE PUENTE LLAGUNO HASTA EL CENTRO SIMON BOLIVAR Y LA PLAZA MIRANDA, POR DONDE DEBERIAN ARRIBAR AL CENTRO DE LA CIUDAD. Luego de estos sucesos, que la inmensa mayoría no asociaba aún  con un golpe de estado, nos enteramos que la marcha  solo llegó a 2000 metros de Puente Llaguno.

Inusitadamente aparecieron en escena los mas de trescientos Policías Metropolitanos, en sus motos, armados de pistolas Nueve Milímetro, Subametraladoras y Fusiles Automáticos, algunos hasta con mira telescópica, precedidos de los dos vehículos antimotines, disparando a mansalva contra todo lo que se moviera: Resonaron simultáneamente varias ráfagas de ametralladoras y aquella inmensa multitud pacifica, ubicada sobre e Puente Llaguno se volcó, como una ola humana hacia el Oeste, muchos corríamos agachados, rampabamos, rodábamos por el suelo buscando cubrirnos y viendo caer gravemente heridos a numerosos compatriotas, hombres, mujeres, niños, jóvenes y hasta ancianos. Todos y todas buscábamos poder cubrirnos de las balas con los edificios de la Avenida Urdaneta y también esperanzados en que los Militares de Miraflores y la Guardia Nacional, que se encontraba en el sitio con un cordón en torno a Miraflores, acudiera en nuestra defensa. Vana ilusión  poco antes de comenzar el tiroteo el cordón de la GN se retiró del sitio.  Su estado Mayor estaba profundamente comprometido con el Golpe Fascista.

Los Militares custodios de Miraflores salieron cuando las detonaciones dejaron dos guardaespaldas del Ministro Diosdado Cabello, sin vida en el pavimento del Palacio Blanco. Comenzaron a caer los primeros heridos y muertos en la Baralt, por las inmediaciones del Liceo Fermín Toro, detrás de Miraflores y hacia las Escalinatas del Calvario y la iglesia Paguita.

Detrás del contingente policial venia una pequeña avanzada de la marcha fascista, que no llegaba probablemente ni a doscientas personas, diseminadas por estos lugares. Vimos pasar más de quince compatriotas asesinados y más de un centenar y medio de heridos de bala cubiertos con nuestra Bandera Nacional.  

En medio de esos angustiantes acontecimientos, los soldados del Palacio Blanco armaron una pequeña carpa para prestarle atención de emergencia a los numerosos heridos. Todos comenzamos a percatarnos de la presencia de francotiradores en los edificios circundantes a Miraflores. Fui testigo de la captura de tres de ellos e incluso intervine, a riesgo de mi vida, para impedir que el pueblo enardecido de rabia  y dolor, ante aquella masacre que se cometía contra un pueblo indefenso, linchara a los asesinos, capturados por algunos soldados y conducidos al Palacio Blanco. Pudimos constatar luego, a escasos cinco metros, cuando los soldados ya dentro del palacio, les quitaron sus respectivas chaquetas y carteras y sacaron de ellas carnets de la policía de Chacao y de Baruta y a uno de ellos, un pasaporte de un país centroamericano. En honor a la verdad histórica debemos testimoniar que, ante estas circunstancias tan graves, esa masa humana acorralada no contó con una dirección revolucionaria que la orientara. Pueblo y gobierno fuimos sorprendidos por el zarpazo, a pesar de que era un acontecimiento que veníamos anunciando.

Sin embargo, el propio pueblo en esas circunstancias tan graves supo mantenerse estoicamente firme y finalmente replegarse. Un pequeño equipo de unos cinco compatriotas se conformó espontáneamente sobre el Puente Llaguno, para, con el uso de la DEFENSA LEGITIMA  ante la violencia reaccionaria, repeler la arremetida criminal de la Metropolitana. De no ser por ellos hubiésemos contado por miles los muertos. La capacidad de su precario armamento no podía nunca alcanzar la distancia a que había llegado la marcha fascista. Los estudios de balística y planimetría posteriores demostraron, que ni siquiera con Fusiles Automáticos Livianos (FAL) hubiesen podido cubrir la distancia que los separaba de ellos.  Así que fue una vil patraña de los comprometidos, desde los canales de televisión, con el golpe fascista el señalar que los camaradas disparaban “contra una manifestación indefensa de  los oposicionistas”. Contradictoriamente las imágenes televisadas dan cuenta de que los muertos y heridos en su mayoría pertenecían al pueblo revolucionario. Esos camaradas no pueden ser calificados como oprobiosamente los calificaran los medios de comunicación fascistas de “pistoleros”. Más bien cumplieron un papel heroico al repeler a la Policía Metropolitana que en ese momento dejo de cumplir su misión institucional, al colocarse como vanguardia armada del Golpe de Estado Fascista contra el pueblo. Muchos de nosotros hubiésemos querido disponer de armas para defendernos del brutal y asesino ataque de que éramos objeto.

No era posible romper por ningún lado, norte sur, este u oeste, el cerco de francotiradores y de Policías Metropolitanos. Ya avanzada la noche cerca de las ocho p.m. fue que pudimos abordar el operativo de las Camionetas cuyos choferes, a riesgo de sus vidas, comenzaron a evacuar al pueblo hacia la Avenida Sucre. Avanzando hacia la estación del Metro de Gato Negro, en nuestro repliegue, vimos y contamos a 18 tanques de Guerra que bajaban por la Avenida Sucre hacia Miraflores. Abrigábamos la esperanza de que vinieran a defender al Sistema Constitucional y al Presidente Chávez. Después supimos que venían a cercar el Palacio  de Miraflores y eran golpistas. Al llegar a casa y prender la televisión apareció la imagen fatídica de los Generales y Comandantes Militares de la Junta Fascista, desconociendo al Presidente constitucional y electo  por abrumadora mayoría de los venezolanos y venezolanas. Después del golpe quedo claro, que el video había sido grabado varios días antes por los militares felones y  que antes de los sucesos ya acusaban al Presidente, de ser causante de una cruel represión, indicando que ya iban más de ocho muertos. Un periodista dio el testimonio, porque estuvo presente en la grabación del video, que se grabo por su recomendación, al sufrir un retardo la operación de los golpistas.

Posteriormente, en estado de conmoción, no podíamos creer lo que veíamos: nuestro comandante conducido como  prisionero  de los golpistas, hacia su reducto  ubicado en Fuerte Tiuna. Que dolor tan inmenso se apoderó de nuestros espíritus. Sin embargo, en medio de aquella tragedia nos dijimos: esto no puede ser. Donde lo lleven ese pueblo uniformado, esos muchachos, hijos de campesinos y obreros,  campesinos y obreros ellos mismos, se levantaran en su defensa, que es levantarse en defensa de ellos, de sus padres, de sus madres, de sus hermanos y hermanas; en fin de ellos mismos. Nos dijimos esto no se va a quedar así  que hay que movilizar a los barrios, para que bajen de los cerros a rescatar a su presidente y a la democracia. Es noche como a las once p.m., por debajo de la puerta, los fascistas de nuestro edificio nos pasaron unas hojas amenazando de muerte a los Chavistas de los Círculos Bolivarianos. Convenimos que era necesario replegarnos y enconcharnos para protegernos esa noche y el doce en mañana, temprano, empezar a contactar a todos los camaradas para movilizarnos y divulgar entre el pueblo lo que realmente paso. Los golpistas empezaron a difundir la mentira de que el Presidente Chávez había renunciado y nosotros nos dijimos ¡¡¡NO LO CREEMOS!!! ¡¡¡EL NO HA RENUNCIADO!!! ¡¡¡LO TIENEN SECUESTRADO!!! ¡¡¡EL PUEBLO CHAVISTA DEBE MOVILIZARSE MASIVAMENTE PARA RESCATARLO Y SALVAR LA REVOLUCIÓN BOLIVARIANA!!!!.

El día doce transcurrió en medio de las llamadas y los correos que con gran dificultad podíamos utilizar. En la televisión los fascistas celebraraban su triunfo. El día trece en la mañana captamos una emisora que trasmitía en claves algo así como mensajes cifrados intercalando algunas palabras  en lenguaje normal. A medida que avanzaba la mañana nos llegaban mensajes que daban cuenta de que el pueblo se había movilizado en los barrios de Caracas.  La emisora resulto ser una unidad de comunicación de los fascistas y progresivamente dejaron el lenguaje cifrado y empezaron a hablar en lenguaje normal… “Coño que vienen desde Guarenas los Chavistas”, “que también hay una multitud en Petare”… “que vienen de Caricuao, del Valle, que Catia entera se ha volcado a Miraflores”. Estaba en marcha la heroica respuesta del Pueblo de Caracas y su zona metropolitana y con el como vanguardia el pueblo de toda la Republica Bolivariana de Venezuela. 

Como a las 10 y 30 a.m. tal vez hacia las 11 a.m. un ruido ensordecedor se apodero de la ciudad e Caracas por el este desde Petare, venían también desde Guatire, desde Guarenas, desde los Valles del Tuy, desde el oeste de la ciudad, el heroico 23 de Enero era un hervidero de fuerza popular desplegada  para rescatar al Comandante y restablecer nuestra Democracia Bolivariana.










Desde el sur y el norte de la ciudad a pie, en motos, en carros particulares, autobuses una ola humana  avanzaba airosa, llena de emoción patriótica, de alegría y de coraje, mejor dicho de arrechera. Igual que el 11 sin armas, aun cuando estaban suspendidas las garantías constitucionales, gritando nuestras consignas:

¡¡¡¡EL NO HA RENUNCIADO LO TIENEN SECUESTRADO!!!!
¡¡¡QUEREMOS VER A CHAVEZ!!! ¡¡¡QUEREMOS VER A CHAVEZ!!!
¡¡¡VEN FACISTA!!!…¡¡¡VEN IMPERIALISTA!!!!  ¡¡¡VEN PARA QUE VEAS!!! ¡¡¡QUE AQUÍ ESTA ESTE PUEBLO!!! ¡¡¡QUE TE VA A DAR PELEA!!!
¡¡¡EL PUEBLO UNIDO JAMAS SERA VENCIDO!!!.

Fuimos llegando en un torrente de pueblo a Miraflores, tal vez más de un millón de personas. Solo radio Fe y Alegría daba cuenta de lo que pasaba en Maracay y en Caracas. Más de cuatrocientas mil personas rodeaban el Batallón de Paracaidistas y la Brigada Blindada. Cerca de quinientas mil personas, desde la noche anterior, están enfrentando a la represión frente a Fuerte Tiuna. La Televisión decía que todo estaba “normal” y pasaba películas y comiquitas. Entre cantos, noticias que decían que se estaban alzando las Guarniciones a Nivel Nacional contra los Golpistas, que se lo habían llevado para Turiamo…. Que había salido una Comisión con Reyes Reyes a buscarlo…. Que ya lo iban a traer…. Consignas, cantos de esperanza oraciones elevábamos en masa los creyentes y no creyentes pidiendo su protección a Dios. De repente comenzaron a salir soldados del Palacio de Miraflores y comenzaron a volver los dirigentes a la tarima del once. El himno nacional cantado por cerca de un millón o mas de voces del pueblo, al lado de sus soldados, el canto de Ali Primera, de Lloviznado Canto, la arenga patriótica de los cuadros dirigentes, ensanchaban la emoción y la esperanza, la noticia de que Miraflores había sido retomada por los militares patriotas, que había llegado la carta a Maracay donde el Camarada Presidente desmentía su renuncia y declaraba que nunca lo haría. Que se había recuperado la Televisora Nacional, VENEZOLANA DE TELEVISION.

Una columna de soldados tomo el Palacio de Miraflores y en la Terraza del Palacio Blanco ondeaba, en sus manos, el  heroico Pabellón Tricolor levantando sus puños como símbolo de adhesión a la Revolución Bolivariana. Le respondimos con el corazón desbocado y los ojos llenos de lagrimas emocionadas ¡¡¡SOLDADO AMIGO EL PUEBLO ESTA CONTIGO!!! Entre las tres y cuatro de la mañana se corría entre la multitud la noticia que había sido rescatado nuestro querido Comandante Presidente y que pronto estaría entre nosotros. La emoción nos hizo estallar en abrazos, en alegría, en risas, en consignas de pueblo unido.

Dos helicópteros aparecieron en el cielo sobre Miraflores lo sobrevolaron y se retiraron. A los pocos minutos aparecieron cuatro helicópteros y uno de ellos descendió en Miraflores. En la distancia entre el anillo de seguridad, encaramados en las barandas de Miraflores, lo vimos llegar levantando el puño en alto en señal de saludo revolucionario a su pueblo. Todos y todas queríamos verlo y que nos hablara desde la tarima. Después comprendimos que por seguridad no podía hacerlo de esa manera. Colocaron las pantallas y se dirigió con todo su equipo al pueblo llevando entre sus manos un crucifijo. El pueblo y los Militares Patriotas habíamos derrotado una vez más al Fascismo y al Imperialismo Norteamericano.

Oímos su mensaje y nos retiramos voceando nuestras consignas no sin reflexionar y alertarnos sobre la necesidad de profundizar la Revolución Bolivariana en todos los terrenos. Especialmente en la fragua de la conciencia revolucionaria, en la construcción de una verdadera Vanguardia Revolucionaria y en la organización y desarrollo del Poder Popular.

¡¡¡SOLO EL PUEBLO SALVA AL PUEBLO!!!
¡¡¡¡PROHIBIDO OLVIDAR!!!!
¡¡¡¡QUE LO SEPAN!!!
¡¡¡¡SI SE ATREVEN DE NUEVO… O TOCAN A CHAVEZ!!!
¡¡¡EL PUEBLO SERA IMPLACABLE!!!I
¡¡¡SI VIENEN COMO EL ONCE!!!
¡¡¡TENDRAN UN TRECE MAS CONTUNDENTE!!!
PATRIA!!! ¡¡¡SOCIALISMO!!!!  ¡¡¡ O MUERTE!!!  ¡¡¡ VENCEREMOS!!!!

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