martes, 22 de febrero de 2011

PARTICIPACIÒN... ¿PORQUÈ, CÒMO,CUÀNDO,DÒNDE Y PARA QUÈ?

¿PARTICIPAR... POR QUÉ, CÓMO, CUÁNDO, DÓNDE Y PARA QUÉ ?
A propósito del camino abierto por el Proceso Constituyente. Caracas 1.999


La verdadera búsqueda, el aprendizaje e incluso, un cambio de verdad, tanto en lo individual como en lo colectivo, guarda estrecha relación con la capacidad para reflexionar sobre nuestras prácticas (ser, vida, existencia), formularnos interrogantes adecuadas y desarrollar consecuentemente las acciones derivadas. Las respuestas que demos a estas preguntas se transformarán en fuerza movilizadora de nuestras energias y en un estímulo para desplegar las acciones capaces de modificar las condiciones de nuestra vida.

Partiendo de estas premisas queremos hoy analizar la necesidad de la participación. Para ello es conveniente puntualizar, que estamos hablando de la participación de los venezolanos y venezolanas, en la transformación de la grave situación económica social y política naciona,l heredada del fenecido Pacto de Punto Fijo. Un cambio que ataque las causas generadoras de la grave situación, económica, social y política que caracterizó a la vida del país en las cinco ultimas décadas del siglo XX y que se han comenzado a tansformar en la primera del siglo XXI.

Luego de muchos años de luchas y de grandes sacrificios de nuestro pueblo, un grupo de jóvenes militares, interpretando la necesidad histórica y recogiendo experiencias y ejemplos, fueron capáces de formularse las interrogantes que les permitieron, luego de importantes aprendizajes, cambiar el rumbo de la vida nacional.

Tales preguntas y sus respuestas seguramente marcaron la diferencia entre la pasividad y el compromiso, el combate aislado de una vanguardia y el liderazgo de las multitudes. Hoy para nuestra alegría y esperanza, esa juventud dirige, al lado de otras fuerzas, un gobierno patriótico/popular que tiene como propósito, la construcción de una democracia de verdad. Una de las garantías de este sueño radica en la capacidad para impulsar el cambio planteando construyendo un nuevo poder, el poder de todas las fuerzas sociales que identifican de manera auténtica y genuina a la nación venezolana. Construir ese nuevo poder, el poder de la democracia como gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, implica que desarrollemos, todos y todas, o la inmensa mayoría de los venezolanos y venezolanas, el más amplio, profundo y democrático proceso de participación.

Pero...de cuál participación estamos hablando? A nuestro juicio se trata de la participación como

"... el proceso mediante el cual los ciudadanos, el pueblo, nosotros, usted y yo apreciado lector, nos incorporamos de manera consciente a la construcción y ejecución de un proyecto que nos involucra y compromete individual y colectivamente, de manera organizada y autogestionaria en la transformación de nuestra propia realidad social, como comunidad y como nación..."

No se trata, en consecuencia, de convocar al pueblo para que con su presencia o acción puntual, legitime la acción política de quienes se autonombran "sus representantes". Por el contrario, en esta definición de la participación la asumimos como un proceso, lo cual implica que la misma se construye de manera abierta en el espacio y tiempo históricos. Tal construcción debe materializarse en un encadenamiento de acciones de transformación, que se inician con el auto/reconocernos, como parte de una situación y como integrantes de una fuerza social con tales potencialidades y que continúa a lo largo del ciclo vital individual, generacional o nacional. Para ello es imprescindible que, de manera participativa, podamos elevar nuestra comprensión de los distintos niveles de conciencia existentes en los colectivos sociales y descifrar cuáles serían las acciones, es decir, las prácticas correspondientes, de manera que la relación entre estos aspectos se convierta en una fuerza dinamizadora de la participación democrática.

La relación adecuada entre los niveles colectivos de comprensión, las formas organizativas y las acciones transformadoras, pasa necesariamente por la incorporación de los miembros de los colectivos o comunidades como sujetos conscientes, ya que somos los llamados a ser los protagonistas del cambio social. Es en este sentido que hemos postulado, que tal participación involucra a los ciudadanos, al pueblo, como actores centrales porque constituimos precisamente la fuente originaria del poder social y politico y como portadores de derechos y deberes, debemos ejercer la capacidad de soberanía para autodeterminarnos y actuar como fuerza social, como colectivos organizados, con capacidad de autogobierno.

De acuerdo a la experiencia histórica de los regimenes representativos, ello no podrá ocurrir, mediante la delegación del poder de decisión en representantes. Es necesario que la relación representante representado, surja de la participación colectiva consciente y se mantenga en el marco de la democracia directa. Mediante su ejercicio se construye la organización democrática, surge y se desarrolla un liderazgo que merezca, autenticamente, tal calificartivo. Incluso, se aborda la interpretación de la realidad y se diseñan los instrumentos y respuestas adecuadas para su transformación. Desde esta perspectiva para nosotros la participación consciente, es aquella que implica aprendizaje individual y colectivo, que supone asumir una responsabilidad individual y colectiva, sostenida en el tiempo y desmostrada en la práctica transformadora de nuestra propia realidad, generando cambios, tanto en lo interno, como en lo externo de los individuos y de los grupos sociales.

PORQUÈ PARTICIPAR
La cultura de las clases dominantes, del poder constituido, se ha basado históricamente, en la exclusión de las grandes mayorías nacionales de los procesos fundamentales de la vida del país. En todos los escenarios sociales, familia, escuela, vida comunitaria, trabajo, entre otros, se impone una fragmentación de la existencia donde, desde temprano, somos expropiados de nuestra capacidad de autodeterminación. La prédica constante, a través de todos los medios productores y reproductores de la dominación, esta referida a promocionar la "independencia", la libertad en abstracto y en suma el individualismo. A negar el valor de la igualdad, la solidaridad y la interdependencia y por ende el valor del esfuerzo colectivo.

La democracia, en este marco, ha sido limitada al ejercicio electoral de un voto que no tiene verdadera significación de elección, no sólo porque no se da sobre la base de una participación libre en la selección de los candidatos, sino también porque conduce a los electores a una actitud similar a la del comprador masificado, a una conducta/selección alienada, es decir en situación de extrañamiento de su capacidad de reflexión, de discernimiento, vale decir de auténtica decisión libre, de autonconciencia. En suma, en uno y otro caso, se trata de una participación mercantilizada, cosificada.

En contraposición asumimos la participación como un derecho universal, que responde a una necesidad existencial del ser humano como persona. Se trata de una potencialidad que como ser humano poseemos y que es vital, para definir el carácter de nuestras relaciones con el prójimo y con la naturaleza. Es por ello que la participación aparece como un medio de liberación humana y nacional. Tal y como lo planteara acertadamente el revolucionario italiano Antonio Gramsci:

"... Es preferible "pensar" sin tener consciencia crítica de ello, de modo disgregado u ocasional, esto es, "participar" en una concepción del mundo "impuesta" mecanicamente por el ambiente exterior y, por tanto, por uno de los grupos sociales en que todos nos vemos automáticamente inmersos desde nuestra entrada en el mundo consciente (que puede ser el pueblo donde vivimos o la provincia, que puede tener origen en la parroquia y en la "actividad intelectual" del cura o del viejo patriarca que dicta leyes con su "sabiduría", en la mujer que ha hecho la sapiencia de las brujas o en el pequeño intelectual agriado por su propia estupidez y por su impotencia en la acción), o es preferible elaborar la propia concepción del mundo consciente y criticamente y, en conexión con esta labor del propio cerebro, elegir la propia esfera de actividad, participar activamente en la producción de la historia del mundo, ser guía de uno mismo y no aceptar pasiva y supinamente que nuestra personalidad sea formada desde afuera..."

A la segunda opción, que suscribimos integramente, agregamos que, en la actual situación nacional, esa participación activa es la garantía de una efectiva transformación de la vida del país, en sentido de la construcción de una auténtica democracia, sin ella, sólo habrá la reproducción del sistema político que queremos cambiar. Es por ello que a la interrogante del por qué participar respondemos que debemos participar para transformar y transformarnos, para construir una sociedad de justicia, igualdad y libertad no como declaraciones formales sino como práctica de todos.

CÓMO PARTICIPAR.
Otro de los recursos ideológicos (asumida esta categoría como oscurecimiento de las relaciones reales que generan una situación) de las clases dominantes, el poder constituido, consiste en separar la producción de la vida material de la vida espiritual, postulando que su concepción del mundo y de la sociedad, es la única posible y válida. Así mismo, la separación de los seres humanos entre "cultos" e "incultos y el entronizamiento de sus intelectuales orgánicos (los que producen y reproducen permanentemente las justificaciones del sistema de explotación y de dominación capitalista) como los administradores del saber.

Desde esta perspectiva unos nacieron para pensar y tomar decisiones, apropiandose del producto del trabajo social, de la renta nacional o de la mayor proporción de la riqueza nacional, ( es decir para ejercer el poder) y otros, convertidos en mercancías, para desempeñarse como fuerza de trabajo ( el trabajador asalariado), cuya existencia se reduce a producir y a reproducir su condición como tal mercancía. (trabajar, comer y reproducirse fisica y biológicamente para producir riqueza que se acumule privadamente como CAPITAL).

En consecuencia, el primer paso en el proceso de la participación arriba indicado comienza por nuestro propio reconocimiento como seres interdependientes, con potencialidades transformadoras, con posibilidad de ejercicio de la inteligencia como capacidad de relación, para formularnos interrogantes y cambiarnos a nosotros mismos, en la medida que contribuimos con nuestra acción al cambio colectivo, el cambio social.

Este primer paso debe tener generarse desde nuestra interioridad, concretarse (como acción, reflexión,acción) en cada uno de nuestros grupos primarios, en nuestros espacios de desenvolvimiento vital (centro laboral, escuelas, iglesias, asociaciones etc); vale decir, debe desarrollarse de manera paralela en todos nuestros escenarios particulares. Especialmente tendrá lugar en el escenario comunitario y nacional, que constituyen el marco de nuestras interacciones como seres sociales. Se trata de la construcción de un proyecto comunitario y nacional alternativo, definido desde y por los ciudadanos, como protagonistas, con un norte explicitamente definido, mediante aproximaciones sucesivas, que parte de los problemas o necesidades inmediatas, pero que los trasciende en la elaboración del nuevo proyecto de país.

Para lograr este propósito es necesario establecer un vinculo, o relación permanente, entre quienes integramos las comunidades, o los colectivos, de distinta naturaleza superando la cultura predominante, hasta ahora, que nos atomizaba en el individualismo, el egoismo y el consumismo y nos impedía reconocernos en el otro, en los otros, en el prójimo. Esto demanda escoger aquella inquietud, necesidad o problema, que pueda fungir de integrador y movilizador de la voluntad de cambio; visualizar como aspiramos que sea la realidad en sus lineas más gruesas y articular en una linea de acción la producción sistemática de conocimientos, con la planificación, la ejecución, orientación y evaluación del esfuerzo colectivo, de manera participativa. Ello implica trabajar desde los nucleamientos más primarios del trabajo comunitario, hasta llegar a la construcción de organizaciones verdaderamente democráticas,dotadas de un liderazgo que sea expresión de un amplio proceso de participación colectiva. De esta manera estaremos ciertamente refundando la república sobre nuevos valores y principios, aquellos que son la esencia de un sistema de gobierno que postula ser el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo.

En consecuencia, a la pregunta de cómo participar respondemos, que debemos hacerlo estableciendo un nuevo proceso comunicativo, mediante el cual podamos reconocernos en los otros, identificarnos en el sentimiento, en la emoción y en la esperanza de reconstruirnos como una nación de la cual nosotros y ellas,sus hijos e hijas, podamos sentirnos cada vez màs orgullosos.

CUÁNDO PARTICIPAR.
Para nosotros, este proceso como transformación económica, social y política es inagotable. Hemos sostenido que el proceso Constituyente se desarrolla antes, en y después del proceso electoral y constituye, esencialmente, la garantía del cambio real. La Asamblea es una etapa de este proceso histórico que la trasciende. Muy poco lograríamos si concebimos a la Asamblea, en el reducido marco de lo jurídico y estaríamos cayendo en un reduccionismo absurdo. Incluso desde la perspectiva juridica la norma constituye, como expresión concreta de la vida social, es una síntesis de multiples determinaciones. No puede en consecuencia reducirse a la lo abstracto de una norma.

Tratándose de la "Ley de Leyes" o "carta Magna" tal y como gusta nombrarla a los "especialistas" de este campo,contiene un proyecto de país y necesariamente involucra una posición politico/ideológica, acerca del estado, la economía, la cultura, el trabajo, la riqueza social, el individuo, el colectivo, la familia, los grupos o clases sociales, las relaciones internacionales, el papel de la justicia, de la educación, de la defensa nacional, la administración de justicia, las relaciones de producción y propiedad etc. Es decir que contiene ya directa o indirectamente, consciente o inconcientemente una visión del mundo, de la sociedad, del país.

Si esto es así, su desarrollo debería estar por encima de los intereses politico partidistas y de grupos e incluso, de una determinada situación politica que a todas luces, como toda coyuntura, es de carácter dinámico y por tanto variable. Sin embargo, estamos conscientes también, que la correlación de fuerzas sociales, económicas y politicas nacional e internacionalmente vista, define un marco que puede no superarse, sino dentro de un proceso de recuperación del movimiento popular y revolucionario, que le permita al pueblo retomar la iniciativa politica, autónoma y soberanamente y crear las condiciones que garanticen la construcción de la nueva sociedad. Por ello el cuando es el aquí y el ahora, pero debe ubicarse con un sentido de trascendencia y necesariamente cargado de utopía, enraizado en el presente, para construir una nueva forma de concebir la politica, lo público y por ende nuestro papel como ciudadanos y como colectivos.

DÓNDE PARTICIPAR
Por obra y gracia de las cúpulas del poder constituido, todos los escenarios donde era posible la participación democrática fueron convertidos en espacios para el clientelismo, para la reproducción de una cultura indigna, donde ha prevalecido la compraventa de conciencias, el silencio complice, la indiferencia ante la injusticia y en definitiva las apetencias individuales y grupales de poder. De una u otra manera, consciente o inconcientemente, volunariamente o bajo presiones diversas, directa o indirectamente, una buena proporción de venezolanos participamos de esta realidad. Es por ello que se hace necesario que en todos los escenarios de la vida social multipliquemos el esfuerzop por develar los discursos y las prácticas ideologizantes que pretenden vendernos apariencias, medias verdades o flagrantes mentiras como verdades evidentes. Todos los escenarios de la vida, públicos o privados, pueden ser convertidos en escenarios para la reflexión, para el análisis, para la practica transformadora: Las fábricas, las familias,los cuarteles, los hospitales, las instituciones y empresas del estado,las organizaciones sociales, los partidos políticos, los gremios, los sindicatos, las escuelas, el trabajo, las iglesias, los clubes deportivos, los grupos de amigos, los centros de cultura artistica, el cine, la televisión, la prensa escrita. Se trata de comenzar a crear la Venezuela del siglo XXI y de los siglos venideros sobre los despojos que hemos heredado. De manera muy especial la participación debe concretarse en nuestros espacios vitales.Entre estos destacan como centrales, la familia, la escuela, el trabajo y la propia comunidad. Un papel muy importante asignamos en este marco a la escuela ya que en ella convergen todos los integrantes de la comunidad.


Soc. Gilfredo Escobar Muñoz
Caracas Abril de 1.999










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