domingo, 10 de abril de 2011

SIGNIFICACION POLITICA DE LA CANDIDATURA DE HUGO CHAVEZ FRIAS. (1.998).

      
SIGNIFICACION POLITICA DE LA CANDIDATURA   DE HUGO CHAVEZ FRIAS. (1998)

EN DEFENSA DE LA DIGNIDAD NACIONAL.
(Plenamente vigente para el 2012)

Varios acontecimiento han marcado con su impronta el acontecer politico  nacional  y dejado  una  huella  profunda,  que  está generando un deslinde progresivo entre las ideas y conductas de los grupos e individualidades que constituyen a la sociedad venezolana: Los sucesos del 27 de Febrero de 1.989, del  4 de Febrero y del 27 de Noviembre de 1.992. Igualmente, la transformación del Movimiento Bolivariano 200 en Movimiento V República y el lanzamiento de la candidatura presidencial del Comandante Hugo Chávez Frias.

            Por primera vez, luego de varias décadas de complicidad y silencio ante la destrucción del país, emerge ante los representantes y beneficiarios de la seudo democracia venezolana, un actor politico social dispuesto y capaz de disputarles  el poder político. Este actor tiende a constituirse cada vez con más fuerza como una unidad que deslinda y reagrupa las fuerzas sociales y políticas.

            Primero fué el pueblo, que de manera libre y espontánea  dió un ejemplo de su fuerza. Lamentablemente sin una conduccción politica y un proyecto que le permitiera canalizar su acción  constructivamente, hacia las causas politicas  y sociales generadoras  de su situación. 

            Mil argumentos esgrimieron y esgrimirán los miembros de la sociedad de complices, los intelectuales orgánicos de las clases dominantes, para descalificar el levantamiento popular. Desde que eran una "horda de peruanos, colombianos y dominicanos" que iban a arrasar con los apartamentos de la "clase media", pasando por que eran unos "facinerosos", hasta aquellos que justifican o callan de manera complice, la brutal represión y los miles de muertos que causó esta pseudodemocracia  en su acción contra el pueblo.

            Sin embargo, para muchos otros y principalmente para los sectores populares, quienes no tienen nada que perder  (es decir, cerca de 18 millones de venezolanos, de veinte que somos), dicha experiencia dejó una profunda huella, tanto desde la perspectiva del potencial de protesta, ante la cruel injusticia que existen en nuestro país, como desde la disposición de los sectores dominantes a defender su sistema de dominación. No en vano la juventud militar que planteó la salida  de la rebelión civico militar, el año 92, argumentó en su momento  el sentimiento de indignación y dolor que les generó el papel jugado por las fuerzas armadas contra el pueblo indefenso.

            Aquel histórico acontecimiento puso descarnadamente ante la opinión pública nacional e internacional, la realidad de un país que habiendo recibido de la naturaleza incontables recursos se convirtió, por obra y gracia de la incapacidad y corrupción de las clases dominantes y de sus representantes politicos y militares, en una fábrica de pobreza, desigualdad e injusticia. Una situación profundizada dramáticamente por la adscripción teórica y práctica de los partidos políticos de esta seudodemocracia, a la corriente del capitalismo salvaje como seguidores subdesarrollados del neoliberalismo.

            Tres años después de los sucesos del 27F se sucedieron las sublevaciones civico militares. Para quienes han formado siempre parte de la sociedad de complices, quienes viven el mundo sólo en el marco de sus condiciones  e intereses particulares y son incapaces  de captar la realidad social y económica del país y sus consecuencias, para la mayoría de los venezolanos, estos acontecimientos constituyeron un "atentado contra la democracia"  y a sus autores los califican como "autoritarios" o representantes del "militarismo".  Por su parte el pueblo, se identificó masivamente con sus dirigentes y de manera extraordinaria con Hugo Chávez Frias.

             A tal punto llegó esa identificación que Rafael Caldera socarronamente, con su discurso en el Congreso, no sólo legitimó el levantamiento sino que explicó y justificó la respuesta popular y posteriormente, se vió en la obligación de conceder la amnistía a los alzados suponiendo que, de esta manera, desmontaria la significación politica y la esperanza de cambio y justicia que el  comandante Chávez y su movimiento, comenzaron  a representar para los venezolanos.

            Sin embargo, es cada vez más claro que el sistema politico y social que vivimos, es en muchos aspectos la negación de la democracia. Este sistema politico que emergió, precisamente, de una insurrección civico militar el 23 de Enero de 1.958, fué convertido por obra y gracia del Pacto de Punto Fijo, en una fachada politica, en un inmenso teatro de complicidades que esconde las verdaderas relaciones sociales politicas y económicas que definen el sistema de dominación que hoy padecemos los venezolanos.

            Una "democracia representativa" que no representa al pueblo, sino a los cogollos partidistas, una "democracia" que niega sus postulados fundamentales en su práctica diaria, donde los representantes no representan a los ciudadanos y asumen el ejercicio de la representación, como un mecanismo articulador del reparto del poder derivado de la renta petrolera.

            Desde la perspectiva de los interesados en que todo siga igual, rebelarse contra este sistema antidemocrático, es atentar contra la democracia. Un sistema que durante más de cuarenta años y contando con veinte veces más recursos, que los utilizados después de la segunda guerra mundial, para la reconstrucción de la Europa desvastada, ha sido incapaz de garantizarle a los venezolanos un acceso digno a la educación a la salud, al trabajo y a la justicia. Una democracia que proclama constitucionalmente la igualdad de los venezolanos y manejando miles de millones de dolares, ha generado uno de los más alto nivel de pobreza del mundo, de violencia, de corrupción y de violación de los derechos humanos.

            Una "democracia" cuyos presidentes se pavonean ante el mundo de tal carácter, cuando cotidianamente se tortura, se maltrata y asesina a los ciudadanos en las cárceles y en la calle. Un país y una democracia donde lograr un cupo en una escuela o en la universidad, una cama en un hospital, un puesto de trabajo o un trámite administrativo, en cualquier oficina pública, pasa por el atropello, por la descalificación y por el estar enchufado en las mafias que controlan los mecanismos del poder. Un país con una de las estructuras de distribución del ingreso nacional más regresivas de América Latina. Es decir, que permite la apropiación de la mayor proporción de la renta nacional por una minoria, mientras la inmensa mayoría de los venezolanos debe conformarse con exiguos ingresos de cada vez  menor poder adquisitivo para satisfacer sus necesidades.

            Para los defensores de la  seudodemocracia, que sufrimos la mayoría de los venezolanos, desenmascarar los mecanismos de este sistema y reinvindicar  que la soberanía reside en el pueblo y el debe ejercerla mediante el sufragio es antidemocrático. Confunden sus privilegios con la verdadera democracia. Ellos, aquellos que jamás han hecho una cola para obtener un número en un hospital público, que  en la mayoria de los casos contaron con la palanca y la recomendación para acceder a las posiciones de poder, aquellos que pulen con su silencio complice y sus elaboraciones intelectuales la mediocridad de los "caudillos", los "estadistas", aquellos que han hecho comparsa electoral con los candidatos de AD, COPEY, CONVERGENCIA Y LA DIRIGENCIA TRADICIONAL del MAS y han participado de sus repartos sucesivos del botín del presupuesto público.

            Sin embargo, es cada vez más claro para los venezolanos que la posibilidad de construir una verdadera democracia está en la capacidad de construir una nuevo liderazgo y nuevos cauces de participación de los ciudadanos. Qué tal construcción no es posible haciendo borrón y cuenta nueva al estilo de "aquí no ha pasado nada" o de, "todos somos responsables del desastre nacional". Los venezolanos honestos comprenden cada vez más que es necesario detener la impunidad y la mejor manera de hacerlo hoy es desplazando a la élite corrupta que nos ha desgobernado. Es por ello que desde la emergencia de Hugo Chávez a la escena política, valorando su gesto de dignidad y calibrando su planteamiento de cambio profundo y de justicia social, el país lo reconoce cada vez más y lo diferencia de la  élite política  tradicional.

            La candidatura de Hugo Chávez, aún sin contar con los escenarios, de los medios de comunicación, como cuentan los representantes de las elites politicas corruptas y de las clases dominantes, se abre paso con el apoyo y el reconocimiento popular, es por ello que ya no les funciona el subterfugio del carácter "antidemocráctico". Recurren al "argumento" de un supuesto carácter "autoritario", de Chávez  por provenir de las Fuerzas Armadas.

             El pueblo por el contrario, entiende, padece y sufre cotidianamente el carácter autoritario de la seudodemocracia y los falsos demócratas y ya sabe diferenciar unos de otros. El pueblo sabe quienes son los autoritarios que sin mediar ninguna práctica democrática endeudaron el país con la banca internacional, pasando incluso por encima de las instituciones democrático representativas (Congreso, Presidencia de la República.), aquellos que manejaron el presupuesto público a su antojo, violando todas las disposiciones constitucionales, las funciones de la Contraloría y la Procuraduría  General de la República. Los que ocupan puestos de magistrados, sin haber sido seleccionados en base a sus méritos y mediante procesos democráticos, sino por sus identificaciones con los cogollos y por sus prácticas corruptas, en defensa de los negocios que les son comunes. Aquellos para los cuales la igualdad ante la ley se mide no por los derechos, dispuestos en la constitución, sino por los millones que se puedan pagar. Los que desbancaron al pais y han sido condonados incluso llegando a la antidemocrática práctica de la reforma del Código Procesal Penal para perdonar a los banqueros prófugos que los financian.  

            Sin embargo, para los defensores y reproductores  del actual sistema de dominación, esto es la democracia y antidemocrático es, supuestamente, plantear que el pueblo debe ejercer su soberanía y redefinir a través de una acción constituyente las condiciones y caracteristicas de las instituciones politicas. Les parece antidemocrático que se defienda la soberanía y el interés nacional en las relaciones entre la República, las trasnacionales y el Fondo Monetario Internacional. Les parace antidemocrático y dictactorial que el pueblo, que los ciudadanos se pronuncien acerca de si debemos seguir entregando el país al capital trasnacional, si es correcto o no continuar rematando las Empresas Básicas a precio de gallina flaca o si debemos vender a PDVSA al capital trasnacional.

            En la onda del capitalismo salvaje, propiciado por el neoliberalismo, todo lo que huela a público hay que excecrarlo, reducirlo a su mínima expresión en beneficicio de el "libre juego de las leyes del mercado". Dado que para el neoliberalismo no existe ningún valor humano que legitime la intervención del estado en la esfera de la libertad individual, la intervención pública en los asuntos económicos y sociales (que son asumidos como campo cautivo para la acción privada) se define como una negación de la libertad.

            En consecuencia, para ellos, existen pocas formas mediante las cuales el estado podría actuar como institución representativa de lo público. Esta se reduce a  la defensa nacional, el orden público y la administración de justicia. Toda otra participación del estado  constituye, a su juicio, una "negación del mercado" asumido como supremo ordenador de la sociedad. Silencian interesadamente el hecho de que, al concurrir al mercado lo hacemos a partir de nuestras condiciones de existencia reales y concretas, en las cuales por lo general prevalece la mayor desigualdad e injusticia para las grandes mayorias, en beneficio de las élites económicas y politicas.

            La supuesta exclusión de lo público por lo privado, sólo constituye un subterfugio para negar que, dadas nuestras condiciones históricas, es posible desde lo público estructurar relaciones sociales y productivas que, antes que negar lo privado lo articulen armónicamente con lo público, para promover un desarrollo nacional que no se circunscriba a satisfacer las ansias de acumulación del capital monopólico nacional y trasnacional, sino que esté al servicio de la mayoría de los venezolanos.

            Al negar el valor estratégico que tiene la participación del estado en la conformación económica y social de la nación, se desconoce nuestra historia nacional, se encubren las apetencias nacionales y extranacionales del capital monopolista y se pretende también esconder la verdadera responsabilidad de las élites económicas y politicas en la inmensa corrupción que ellos han promovido y mantenido en la administración del estado.  Razonan como el chiste nacional del hombre o la mujer que, ante la infedidad de su compañero a compañera, optaron por vender el sofá, en el cual se cometió el hecho y no resolver el mal por la raíz. Son ellos y sus mafias burocráticas y clientelares los verdaderos responsables de los problemas de funcionamiento de las instituciones del estado y de sus empresas básicas independientemente de que pueda razonarse la necesidad de una redefinición del papel del estado, redefinición y reforma que no podrá significar su abdicación ante las "fuerzas del mercado" sino su adecuación para convertirse en un instrumento de organización productiva, eficaz y eficiente para generar y contribuir a generar las condiciones y los bienes y servicios requeridos por y para el desarrollo nacional. No otra cosa está en la base de la predica contra el estado y contra lo público.

            Para quienes viven y se les condena a vivir el emprobrecimiento generado por las politicas neoliberales, es claro, cada vez más, que ellas representan el enriquecimiento de la minoría y particularmente la redefinición de nuestro papel como país para situarnos en el mundo como una neocolonia del capital trasnacional.  

             Es de esta manera y dado que el discurso defensor de la seudodemocracia ha perdido su poder de convencimiento y convocatoria, que las élites intelectuales, los practicantes del "derecho democrático de la opinión pública", (es decir el derecho de ellos a defender sus intereses y a reproducir el sistema imperante) recurren ahora al planteamiento del "estatismo" para pretender descalificar a Hugo Chávez. A su juicio plantearse una reforma verdadera de la estructura del estado venezolano, para hacerlo funcionar con efectividad y productividad no es posible, porque la clase gerencial/politica de la decadente democracia representativa, que ellos representan, fracasó. LLegan a este juicio confundiendo su propio fracaso, con la posibilidad de construir una alternativa de lo publico con criterios de eficiencia, eficacia y efectividad.

             Ante el fracaso de su discurso legitimador del actual sistema, los sectores dominantes, desesperados ante el avance de la candidatura de Hugo Chávez, recurren entonces al argumento del miedo, del supuesto peligro para la "paz democrática" que representa el proyecto de la V República. Supuestamente el triunfo de Chávez desestabilizaría el orden democrático, como si los venezolanos no vivieramos desde hace muchos años en un virtual estado de sitio, ante la incapacidad de los gobiernos para generar las condiciones económico sociales necesarias para que no crezca la acción delictiva, como si no existiese una  virtual guerra civil declarada por los especuladores contra el menguado ingreso de los venezolanos, como si ellos mismos no le han declarado, desde hace años, la guerra a cerca de dos millones de venezolanos desempleados y excluidos del sistema educativo, por el desmontaje de lo público que genera sus politicas neoliberales, como si la desatención de lo social y sus graves secuelas de desempleo, inseguridad, inflación, analfabetismo, desnutrición e insalubridad, no formaran parte de las consecuencias de su ineptitud y de sus politicas "democráticas".

             La paz a que se refieren los defensores de la seudodemocracia y esto lo comprende la mayoria de los venezolanos, es la paz de sus privilegios, la paz del negociado con los dineros públicos, la paz de los cogollos partidistas en la compraventa de conciencias y de todas las prácticas antinacionales, que por más de cuarenta años han practicado en contra del interés nacional. Esa paz indigna del legado de nuestros libertadores no la queremos los venezolanos. Preferimos la paz  y los riesgos del esfuerzo y el trabajo por construir una democracia de verdad.

            El despertar de la conciencia y la participación democrática en que se fundamenta el planteamiento politico de Chávez, convoca a la construcción de una nueva ciudadanía, a la organización de la capacidad creativa, a una nueva relación entre gobernantes y gobernados, a la reivindición del sentido de servicio de la función pública, a la revitalización de las instituciones democráticas y a la promoción y desarrollo de la verdadera democracia, participativa, una democracia de verdad, una democracia popular. Ello implicará un inmenso esfuerzo de trabajo para el esclarecimiento, la organización y la movilización de la capacidad creadora de nuestro pueblo, para salir de la grave situación a que nos han llevado la partidocracia.

            Dado que este mensaje es captado por el pueblo se pretende   detener su avance inventando entonces  que el gobierno de Chávez eliminaría el Congreso y los partidos políticos. No conciben las  gastadas élites politicas de este decadente sistema de dominación, la posibilidad de una representación popular y unos partidos politicos verdaderamente democráticos, donde los representantes estén imbuidos de principios y voluntad de servicio y los representados no sean convidados de piedra, extraños en el ejercicio del mandato que ellos  han delegado, sino parte activa en el.

            No pueden concebir organizaciones politicas donde sus militantes puedan puedan participar efectivamente eligiendo a sus dirigentes y en la elaboración de sus tésis políticas y en la toma de las desiciones de los asuntos de su vida politica. Organizaciones donde sus miembros tengan poder de evaluación y remoción de sus autoridades y en la definición de sus estrategias, lineas y prácticas politicas, asi como en la definición, evaluación y determinación de la forma como se relacionan  con sus integrantes, con la sociedad civil y con el  estado.

            Les resulta inpensables unos partidos politicos y una vida verdaderamente democrática porque ellos jamás han sido democráticos, sus prácticas han constituido, constituyen y constituirán la negación de la verdadera democracia. Probablemente no existe mayor demostración de antidemocracia que la vida politica de  los partidos tradicionales y sus dirigentes (AD, COPEI, CONVERGENCIA, CAUSAR y el MAS) donde se impone siempre la voluntad de los "cogollos" de dos o tres autócratas, para decidir absolutamente todo por encima de quienes los integran. Evidencia de ello lo constituye la negación de la democracia en todas aquellas organizaciones de la sociedad civil, penetradas y dominadas por la partidocracia donde los dirigentes se entronizan como reyezuelos,  imponiendo su voluntad hasta  su desaparición física. Lo que predomina en ellas no es precisamente la democracia, sino la compraventa de conciencias, el tráfico de influencias, el negociado y la corrupción en detrimento de los verdaderos intereses de los representados.
           
             Por el contrario, el planteamiento politico de Hugo Chávez  sostiene, como una de sus principales tésis politicas, la necesidad de una redefinición de la institucionalidad mediante el proceso constituyente, que no es más que la redefinición, con la participación libre y soberana de los ciudadanos, de los mecanismos de la representación, las estructuras, funciones y  procedimientos de la gastada y corrupta institucionalidad de la  seudodemocracia que representan los partidos tradicionales y los intelectuales que les sirven.

            Ante el sucesivo fracaso de las argumentaciones que tratan de apartar al pueblo del mensaje de Hugo Chávez y ante el afianzamiento de esta, en la inclinación electoral de los venezolanos, los defensores del actual sistema de dominación recurren a la amenaza del desconocimiento del gobierno  del Comandante Hugo Chavez Frias por parte de los Estados unidos, e incluso de una supuesta  " invasión de los marines" y al "desconocimiento de los resultados electorales por las Fuerzas Armadas". Precisamente ellos, quienes tienen una larga historia de entrega y vasallaje ante  el capital trasnacional, sin importarles para nada la soberanía nacional. Desde su perspectiva es necesario que se mantenga en el gobierno algún representante de las clases dominantes que profese una mentalidad neocolonial, que asuma la entrega del pais al capital trasnacional y nos convierta en un segundo Puerto Rico en América Latina.

            Les resulta imposible inmaginar un gobierno democrático soberano y capaz de inscribirse en el cuadro geopolítico sin hacer dejación de los principios que define nuestra constitución nacional en su preámbulo. Para ellos cualquier referencia a estos principios y al sentimiento histórico de dignidad que nos dejara como legado el Libertador, es una expresión de atraso y de subdesarrollo. La adscripción al capitalismo salvaje y sus consecuencias de empobrecimiento representa "la modernidad, la civilización y el progreso", aún cuando ello signifique la disminución de nuestra condición soberana como nación y el entronizamiento de relaciones de empobrecimiento, dependencia y vasallaje económico  frente a los centros hegemónicos del capitalismo. No les importa el sacrificio de dos o tres generaciones de venezolanos porque supuestamente ello conducirá al paraiso neoliberal (dentro de treinta o cincuenta años) que el capitalismo no ha podido construir en cerca de 400 años de historia.

            Por el contrario el planteamiento de la candidatura del Comandante Hugo Chávez Frias, ha sido bien claro en asumir la defensa de la soberania y la dignidad nacional, en un marco de relaciones de respeto entre los paises basadas en el derecho internacional. Sus planteamientos estan inscritos en el marco de los principios del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas, que reivindica el derecho a la Autodeterminación de los pueblos y la no ingerencia de los estados en los asuntos que, por derecho histórico corresponden a otros estados. En ningún momento el Comandante Chavez ha propuesto el desconocimiento de derechos, ni el aislamiento de Venezuela de los procesos que vive el mundo actualmente.

            Es precisamente su planteamiento de rescate y profundización de la democracia, que se ha quedado en el texto de la constitución, la mejor garantía para el respeto de los acuerdos y convenios establecidos por la república. La profundización de la actual situación del pais, promovida por quienes proponen que sigamos en el mismo camino de Pérez y Caldera, lo que algunos han calificado como su "colombianización de Venezuela", si atentaría contra la estabilidad de nuestras relaciones internacionales.

            Finalmente, esta el planteamiento de la supuesta intervención de las Fuerzas Armadas para impedir que una vez ganadas las elecciones el Cmte. Hugo Chávez asuma la presidencia de la república. Esta argumentación desconoce la profundidad en que ha llegado al pueblo la acción y el planteamiento que representa Hugo Chávez, incluido el pueblo uniformado. Se busca con ello atemorizar a la población ante un supuesto enfrentamiento entre los militares y el Comandante Chávez una vez electo como presidente de los venezolanos. Suponen que el pueblo aceptaría un desconocimiento de su voluntad y que la cúpula militar podría neutralizar la voluntad patriótica del pais y de un vasto contingente de oficiales de carrera que no apoyaría tal intervención.

            Por el contrario, la candidatura de Chávez y lo que representa su planteamiento de transfrormación nacional, es la posibilidad de un verdadero rescate de la dignidad de nuestras Fuerzas Armadas, al sostener la necesidad de eliminar la ingerencia de la partidocracia y del negociado de la asignación de los ascensos y del funcionamiento de la institución militar, al plantearse la necesidad de rescatar el verdadero papel que les corresponde, como herederos del ejemplo de los libertadores, al indicar la necesidad de que dicha institución juegue un papel activo en el desarrollo nacional, al lado de nuestro pueblo, al plantear la necesidad de su modernización y el imperativo de que de verdad defiendan la soberanía nacional, tanto en nuestras fronteras como en todo el territorio nacional, colocándose al lado del movimiento popular para combatir el flajelo de la pobreza y el atraso que heredaremos de quienes convirtieron a las fuerzas armadas, en una fuerza de choque al servicio de sus mezquinos intereses.

            Ya los argumentos esgrimidos por los intelectuales orgánicos de esta sociedad de complices, de la gastada oligarquía antidemocrática que ha desgobernado este país no funciona. El avance firme y sostenido de la candidatura de Hugo Chávez, no deja lugar a dudas acerca de la preferencia de los venezolanos: Hugo Chávez Frias será el próximo presidente de Venezuela. Esta tendencia marca entonces la situación del país, deslinda las fuerzas politicas y sociales, define agrupamientos y reagrupamientos y condiciona la correlación de fuerzas. Se hace necesario profundizar el análisis político ante lo que se avisora como el posible desarrollo de las tendencias, con especial interés en la forma como van a reaccionar los sectores que hoy controlan el poder politico y los que aspiran a ser los cuadros de relevo del actual sistema de dominación.

            Desde esta perspectiva se observa con preocupación una tendencia a una mayor agresividad de los planteamientos para pretender descalificar a Chávez, agresividad que puede llegar hasta las provocaciones, el hostigamiento y el atentado. En  última instancia  podrian llegar, si se imponen los sectores más reaccionarios, al autogolpe o a un pretendido "golpe seco". Especial relevancia juega la expresión de esta tendencia en el desarrollo de la campaña, en el conteo de los votos y en el reconocimiento del ganador. Se hace necesario por ello que quienes nos identificamos con la candidatura de Chávez,  los venezolanos patriotas, juguemos un papel activo tanto en la difusión de su mensaje, como en la organización de la población, para que concurra masivamente al acto de la votación y se prepare civicamente, para defender su votación y defender la victoria popular.

            Una contribución importante que podemos ofrecer para el  triunfo de la candidatura de Hugo Chávez Frias y para la construcción de la Quinta República, es la difusión y discusión democrática de estos planteamientos en nuestros grupos de referencia, con nuestros compañeros de estudio, grupos de amigos, de trabajo o con nuestros familiares y vecinos. Para ello te proponemos la construcción de un núcleo con aquellos  que muestren interés en trabajar por el rescate de la dignidad nacional, a través del desarrollo de un Movimiento Nacional que ejecute un proceso de clarificación y organización popular por la Asamblea Nacional Constituyente. Desde pequeñas agrupaciones de dos venezolanos honestos y patriotas, hasta sumar miles y millones de voluntades, que se organicen, que se tracen y ejecuten un plan de trabajo permanente, para esclarecer a otros compatriotas y para contribuir a su organización y movilización.

            Es necesario crear la nueva organización social, verdaderamente democrática, la organización que se base en la participación de todos los ciudadanos en los asuntos que le conciernen, que elija democráticamente a sus dirigentes, que promueva la constitución de los ciudadanos en un sujeto político activo y autónomo, que reivindique el derecho y el deber como base de una nueva ciudadanía responsable, activa y generadora de la vida social del país, que mantenga una relación horizontal con sus dirigentes y pueda controlar democráticamente su desempeño, por encima de las gastadas cúpulas partidistas de cualquier signo que siempre pretenden imponer a la sociedad civil sus intereses clientelares.

            No debemos perder de vista, que la coyuntura electoral es sólo un momento de un vasto proceso de cambios que se avecina y que dependerá de la constancia y perseverancia en nuestros propios esfuerzos como ciudadanos honestos y responsables para cambiar la sociedad actual y construir una sociedad justa.
           
             En este proceso corresponde a los líderes la  orientación y condución de las acciones, pero la verdadera garantía de un cambio real está en la capacidad que demostremos los ciudadanos  para participar activamente en la multiplicación de ese liderazgo, organizando la voluntad popular y la acción colectiva,  rearmándonos política e ideológicamente, para lo cual tendremos siempre las valiosas enseñanzas de nuestros libertadores y las permanentes luchas de nuestro pueblo. Acceder al gobierno representa un paso adelante, refundar la república y construir una nación digna es la tarea de todos.

            Para que este proceso se desarrolle y mantenga en una perspectiva de verdadero cambio democrático, al servicio de la mayoría de los venezolanos, debemos entonces prepararnos organizándonos en todos los terrenos  para construir la fuerza social capaz de sustentar e influir en las decisiones politicas, que el gobierno patriótico, nacionalista, popular y democrático deberá asumir.

            Vivimos una hora decisíva.  El proceso abierto es clave para el futuro de Venezuela, del futuro de nuestros hijos y de las nuevas generaciones de venezolanos, de nuestro futuro. Por ello es necesario que nos organicemos y juguemos un papel activo en el esclarecimiento de la conciencia  de nuestros compatriotas, en su organización y movilización. En todo momento será  necesario que se practique una verdadera democracia participativa y que el compromiso se demuestre responsablemente en hechos concretos.

Caracas Marzo 1998

Soc. Gilfredo Escobar Muñoz.


       


       


       





       


       



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